La manzanilla es una hierba perenne a la que le gusta habitar en prados o lugares con hierba. Una planta que prefiere los climas templados, con temperaturas más bien moderadas, aunque soporta las heladas. Le gustan los suelos ricos en nutrientes, pero podemos cultivarlas en suelos pobres si aplicamos abono, sobre todo en la fase de crecimiento y de floración.
Es una planta que cultivaremos a pleno sol pero sin una exposición demasiado prolongada. Me explico. Aunque le gusta el sol directo, es mejor cultivarla en una zona donde reciba los rayos del astro rey por la mañana y que durante las horas centrales del día esté protegida del sol directo. Sobre todo en los meses de verano y en zonas donde las temperaturas superen los 35º C.
Necesita suelos húmedos pero sin que se produzcan encharcamientos. Por lo que los riegos serán moderados salvo cuando realicemos la siembra o en el momento del trasplante. Si no se producen precipitaciones y sobre todo en los meses más calurosos del año más tendremos que estar más pendientes regando con más frecuencia si fuese necesario. Y aunque es una planta que soporta la sequía, si queremos que tenga una buen porte y una buena floración no podemos descuidar este aspecto.
Son muchos los usos que se le atribuyen a la flor de esta planta, algunos de ellosson:
- Calma los dolores de estómago
- Facilita la digestión
- Descongestión del aparato respiratorio
- Es calmante y tranquilizante
- Ayuda con los problemas de resfriados y gripe
- Ayuda con la cicatrización etc.
También es utilizada en cosmética y perfumería.
En el cuidado de nuestras plantas y hortalizas, podemos utilizarla como un complemento para aumentar la vitalidad de nuestras plantas y la resistencia de las mismas ante agentes ambientales. Lo haremos preparando una infusión de un par de cucharas o en su defecto un par de sobres de manzanilla en metro litro de agua. El resultado de la cocción, una vez colada, se disolverá en litro y medio de agua y finalmente fumigaremos nuestras plantas u hortalizas.